A finales de enero del año 2000, un grupo de integrantes del prestigioso Grupo de Proyección Folclórica y
Ecológica Kämuk, tomó la decisión de dejar su participación a dicha actividad y dedicarse a sus quehaceres
personales.
Además de su paso por esa agrupación, varios de ellos habían hecho su carrera artística integrando agrupaciones
importantes como la Fundación Curime y el Ballet Folclórico Guatil. Aprendiendo de la participación en esas agrupaciones,
así como de sus directores, habían acumulado un gran legado de experiencias, técnicas y detalles propios de la actividad folclórica
costarricense. Sus vivencias en el ámbito nacional e internacional por muchos años, calaron en el corazón de estas personas.
Fue así como el 5 de mayo de ese mismo año, Marchesi Alfaro, Alonso Medina
e Ingrid Picado, todos bailarines, deciden reunirse para buscar un lugar en el cual practicar lo que mucho
les gustaba, hasta ese momento sin el afán de fundar alguna nueva agrupación.
No obstante, la inspiración del Sr. William Vargas (Sociólogo y gran conocedor de este arte) y el Sr. Luis
Fernando Mendoza (músico y orador) hacen que tan sólo una semana después se decida formar una nueva agrupación, contamos con
el apoyo del maestro Cecilio Casas (profesor de ballet), quien prestara su local de enseñanza de la danza y el ballet.
Luego se unieron a este proyecto ilusorio tres bailarines más, Johnny Gutiérrez, Alejandra Sandí
y Manuel Hidalgo; y el 25 de julio del 2000, con música en disco compacto, con la colaboración de las mascaradas
de San Antonio y únicamente con tres parejas, se hizo la primera presentación artística, con coreografías propias y para un
público de 250 persoans, pero aún sin un nombre que nos identificara. Fue tanta la motivación que inspiró ese día el público
asistente, que se consideró la necesidad de crecer, a pesar de que sabíamos que era difícil en Costa Rica donde la juventud
no tiene cultura educada en este sentido y las condiciones para la gestación de agrupaciones culturales no son alentadoras.
Durante los algunos meses, únicamente conformaron el grupo estas tres parejas de bailarines, pero ya para
agosto del 2000, el grupo se había fortalecido y con la llegada de nuevos integrantes, algunos eran antiguos compañeros de
las agrupaciones mencionadas, pero muchos de ellos sin experiencia alguna.
En ese momento recibimos la colaboración de la Academia de Baile y Música Popular Kurubandé, quienes a través
de sus fundadoras Flor y María José Urbina, junto con el apoyo de Waifune Hin, nos ceden la oportunidad de seguir ensayando
en la sede que esta agrupación tiene en Desamparados, nos facilitan espacio para una oficina, así como todo el apoyo lógístico
que se necesitara.
Aprovechando el nombre comercial de Kurubandé y la utilidad de la fundación que lleva el mismo nombre, surge
la idea de identificar al grupo con ellos y basados en la leyenda del Volcán Rincón de la Vieja, tomamos la decisión de darle
por nombre: Compañía Folclórica Curubandá; idear nuestro logo y trabajar para hacer de este grupo el mejor de nuestro
país, trabajo que será para toda la vida.
Menos de un año después de esa primera presentación, en junio de 2001, con un elenco de 17 bailarines, 8
músicos, y varios colaboradores como Walter Quesada, Ulises Grant, Pedro Losilla y los hermanos Urbina de Kurubandé se presentó
en el Teatro Popular Melico Salazar, el primer espectáculo de la Compañía, que llevó por nombre "En memoria de..."
y recopilaba música de German Arredondo del grupo Cornizuelo entre otros autores. Dicho espectáculo comprendió 16 coreografías
totalmente propias y nuevas, cuyos montajes fueron inspiración de todos sus integrantes, destacándose entre ellos Waifune
Hin, Verónica Sancho y Alonso Medina.
Así nació la Compañía Folclórica Curubandá, que con la colaboración y trabajo de sus integrantes, familiares y
la suya, esperamos ser el reflejo de la cultura de nuestro país, dentro y fuera de nuestras fronteras.
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