Compañía Folclórica Curubandá - Costa Rica, Centroamérica

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Por William Vargas Loría

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 Nuestra participación  en la Tercera  Edición del Festival  Internacional de las Artes  en el Estado  Libre y Soberano de Coahuila de Zaragoza,  del 7 al 27 de octubre del 2002nos permitió compartir y trasmitir nuestras vivencias culturales y  como dice el  pensador  y artista Mauricio Fecyssinier y Córdoba: "La compañía Folclórica Curubandá, nos trajo lo mejor de un pueblo hermano, pequeño en extensión, pero grande en calor humano. Nos  dejó  con su  folclor el olor de su café, las historias de su pueblo, que ya lo siento mío, la riqueza de su música y al aroma de sus montañas.  A sentir y  gozar del amor por su tierra. Curubandá me  ha regalado la dicha de soñar de nuevo con el ideal de Bolívar, de  Hidalgo, de Martí, de una América sin Fronteras".
 
Pero también  de nuestra parte, nos traemos el calor humano y el cariño inolvidable de un pueblo hermano que como un libro inédito, nos abre sus páginas para  compartir una lección de nuestra historia cultural, la cual,  nuestras actuales generaciones  no han terminado de valorar  en su justa dimensión, orientado a la  vinculación de lo nacional con lo regional, lo histórico con la modernidad y lo nuestro ante los procesos de los sueños de una globalización ajena.

 El  Tercer Festival Internacional de las Artes  de Coahuila, además de permitirnos presentar unas pinceladas de lo que es parte de nuestra cultura popular y que, como bien lo expresara en la ciudad de Saltillo, una señora de 76 años (exbailarina del Ballet Folclórico de Guanajuato), quien  muy emocionada manifestaba "el  grupo de Costa Rica tiene muy buena técnica, naturalidad, expresividad, alegría, ritmo  y sentimiento". A partir de ese  momento, sentí mucha seguridad de lo nuestro y  un gran respeto también  por los otros.

 La oportunidad de compartir con  las manifestaciones folclóricas de  otras culturas fue  muy importante para fortalecer las nuestras.  México con sus danzas norteñas, jarabes, danzas de jalisco y Veracruz, que llenaron de colorido y música su ciudad.  Los niños con su presencia y sus danzas regionales exaltaron el espíritu artístico y permiten que sigamos creyendo, que  nuestras tradiciones culturales, pese a lo poco valorado por nuestros gobiernos, continúa su resistencia en todos los rincones del mundo.  Polonia con sus  polkas, Portugal con sus danzas campesinas, Italia con el bullicio de siempre, Canadá con sus ritos ancestrales, fueron conformando un mosaico de culturas lejanas y una vitrina llena de colorido con  música  para el pueblo coahuilense.

Luego emprendimos nuestro viaje por la ruta del Desierto, porque este Festival de las Artes del  Estado de Coahuila, está concebido para que el pueblo mexicano, no solo sea anfitrión, sino que, lo disfrute en sus propias comunidades y que de esta  forma, puedan valorar su  propia cultura ante la cultura de los otros, con el fin de contribuir a la grandeza del ser coahuilense.

 Esta  grandeza se resumiría en aquel niño de 6 años, en el mero centro de la  zona carbonífera, de la comunidad de Palaú, quien con una esfera en sus manos le pedía ayuda a su madre, para localizar a ese país lejano que se llama  Costa Rica y no confundirlo con Puerto Rico, ni Poza Rica.  Es un niño inquieto que a pesar de vivir en el centro del Corazón del  Norte, quería ubicar en el espacio correcto de nuestra  América Latina, aquellas danzas, su música y su alegría que por la noche presentaba la Compañía Folclórica Curubandá de Costa Rica.  Y es que los niños son el futuro del mañana de una nación.

"Tenerlos con nosotros representó una gran experiencia", según Lucy Herrera de  Hernández, responsable de la cultura de Laguna del Rey. Conocer su música tan alegre, sus  bailes tan hermosos, esa manera de interpretarlos  tan natural que en cada  nota y cada paso transmitían  somos Costa Rica. Por eso yo siento que ya conozco mucho de su tierra. Sepa que no todo se limitó a una  representación de música y baile, pues sembró en nosotros la semillita para seguir adelante con este tipo de eventos y ojalá que los niños que asistieron, muchos de ellos se interesen también, porque algún día puedan llevar nuestra cultura a otros  lugares.

Y no era  para menos, la felicidad de aquellos niños bailando algunas de nuestras coreografías  y levantando en lo más alto nuestras banderitas patrias, como símbolo de triunfo y de lo tierno que es el corazón de los niños y niñas, nos  llenaban de emoción porque para ellos y ellas no hay fronteras impuestas por los hombres.

Pero también la parejita de niños descalzos vendiendo chicles, aprovechando  nuestra presentación en la ciudad de Allende, nos recordaba que estábamos también  compartiendo los contrastes de la realidad de millones de niños latinoamericanos que viven entre unos pocos que tienen muchos y muchos que tenemos muy poco.  Para ellos también nuestro cariño, respeto y solidaridad. Ellos también son parte del futuro. 

Siempre  reviviendo a los  niños,  un abrazo fraterno a Karina, niña de 5 años que junto a su mamá  hacía la limpieza de la plaza Tlaxcalense de Saltillo, para que el Festival se realizara en una ciudad limpia y acogedora.  Su rostro con olor a tierra mojada,  irradiaba de emoción al juntar la basura que otros  dejaron sin conciencia por doquier en tan histórica plaza. Ella también es parte de este hermoso festival.

Recuerdos para Alfredo García de los Santos, niño que apenas cursaba el cuarto grado y consideró: el día más triste de mi vida  fue el de la guerra de  Irak que movió al mundo entero. Todos estábamos asustados  porque creíamos que era la guerra mundial. Muchos se quedaron sin  hogar y murieron de hambre.  Esto sucedió en l991.  El día más feliz fue el día que  pidieron la paz y  descontaminaron el mar.

Hoy 11 de noviembre del 2002 y a las puertas de nuevo en la guerra, tenemos la esperanza de que no vuelva a ser un día más de tristeza para  Alfredo ni para nosotros.  Los niños de Irak tienen también el derecho a vivir felices, y  como seres humanos en esta tierra, disfrutando de todos su beneficios. 

Y respecto a  nosotros, seguir viajando por el mundo,  llevando un mensaje de amor, alegría y paz a otros pueblos hermanos.  

 

 Costa Rica., 11-12-2002. 

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